¿Pierna o trasero?

¿Quién no recuerda aquel temor de llegar al médico en los años de infancia y enfrentarse el momento de la vacunación?. De repente te tocaba. Con nervios en la barriga, tenías que bajar los pantalones y con la incertidumbre de cuándo iba a llegar, de repente... llegaba el picotazo en la noble parte, que en la mayor parte de los casos, se acompañaba de algún llanto de dolor.

Desde que nació Clara, he tenido que volver a enfrentarme a este trámite, esta vez como padre. Sin embargo lo que me ha sorprendido es que ahora la mayoría de las veces las vacunas se hacen en el muslo o en el brazo y no en el culete como antes. ¿Cuál es la razón?

Lo primero es que la mayoría de estas vacunas son intramusculares y como tales, se tienen que dar en zonas de masa muscular profunda, para que así la absorción del antígeno, que lleva la vacuna, sea correcta y a la vez se minimicen las lesiones vasculares o neurológicas.

El Comité Asesor de Vacunación a recién nacidos, recomienda que en niños menores de doce meses esta vacunación se realice en la zona superior del muslo, manteniendo al niño en posición de boca arriba, para que el músculo esté lo más relajado posible.

Hasta los 18 meses, edad a la que se supone que el niño ya puede caminar con soltura, se desaconsejan las vacunaciones en la zona glutea por dos razones. La primera para evitar lesiones en el nervio ciático y la segunda que dado que esta zona en bebés de esta edad tiene gran cantidad de tejido graso, esto puede ocasionar que el antígeno quede retenido en esta capa grasa, no se asimile correctamente, con lo que el cuerpo del bebé no podría generar los anticuerpos necesarios y en definitiva bajaría la efectividad de la vacuna.

Así que ya lo sabes, si tienes que volver a vacunarte con tu bebé, que sepas que la recomendación desde hace 20 años ha cambiado del trasero al muslo. Por eso, no te lances a desnudar las posaderas del nene y enseñárselas alegremente al enfermero, ya que casi con toda seguridad te dirá que "no es necesario"  ;)