Beato Juan Pablo II
El proceso de beatificación declara que un difunto ha vivido una vida de santidad y ha realizado uno o varios milagros después de su muerte.
Comienza cuando el obispo de la región donde nació, vivió o murió el candidato presenta su caso a la Santa Sede. Este informe consiste en una biografía completa y un resumen de evidencias del milagro atribuido al mismo. El caso es evaluado por un grupo de expertos en ciencias (católicos y no católicos) y teólogos. Si el caso es aprobado el candidato es declarado beato.
Hoy tenemos un nuevo beato en la Iglesia. Un hombre que durante su vida fue ejemplo de coherencia, solidaridad y testigo del AMOR de Dios. Alguien que marcó con cariño y amor, a todos los jóvenes de nuestra generación, en especial a aquellos que pudimos acudir allá por el 89 a la celebración en La Morgal durante su visita a Asturias.
Él junto a otros muchos "papas locales" fueron los responsables de mi despertar religioso, que aún sigue desperezándose y creciendo cada día de mi vida.
Me quedo con una de sus primeras frases de su apostolado: "No tengais miedo"
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