¿De qué me quejo?
"...la ultima vez tenia mucha prisa porque me esperaba en casa.hemos tenido una reunion de familia para pensar en como mi madre y los estudiantes van a seguir viviendo . y quedamos en hacer un pequeno proyecto de hacer un pozo de agua potable que mi madre puede empezar a vender porque en mi bario la gente no tiene agua potable y lo va a buscar lejos..."
Os dejo este pequeño extracto de un correo que esta semana pasado recibimos de Yvette. Como ya os contamos en entradas anteriores, tenemos la fortuna de contar entre nuestras amigas a esta hermana capuchina, que pasó un tiempo en Gijón y que tras su misión en el Albergue Covadonga, ha vuelto al Congo a cuidar de las niñas de la calle y poder estar con su familia.
Hace poco, falleció su padre y por lo visto ha sido un duro golpe para su familia, ya que economicamente dependían al 100% de él. Ahora como nos cuenta están buscando la forma de superar la situación y sacar adelante a la familia y a los pequeños que generosamente tienen acogidos. Estoy seguro que con su gran alegría, la providencia y la poca ayuda de los que estamos por aquí podrá lograrlo.
Todo ello me ha hecho nuevamente reflexionar para no dejar de llamarme estúpido durante toda la semana. ¿Por qué? Por quejarme con frecuencia de las tareas domésticas. Lavar los platos, planchar, sacar el agua de la despensa, limpiar la casa,... ¿¿¿qué es eso cuando ves tan de cerca el testimonio de gente que tiene que caminar kilómetros para conseguir un poco de agua???
En definitiva, que aún con nuestros problemas diarios (que no son pocos), tenemos que aprender a valorar día a día todo lo que se nos ha dado y lo afortunados que somos por vivir en esta parte del planeta.
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