Cómo son los buenos jefes
Los buenos jefes trabajan de forma incansable para crear organizaciones inteligentes:
- ... porque escuchan,
- ... actúan con firmeza pero con flexibilidad, aportando caminos constructivos,
- ... incentivan la tenacidad y el trabajo bien hecho,
- ... saben planificar lo complejo para convertirlo en una carrera de fondo de varias etapas donde completar cada una de ellas es una pequeña victoria, que reporta energía y vitalidad al equipo, y con ello “reducen incansablemente el esfuerzo emocional y cognitivo que se precisa para convertir el conocimiento en acción”.
- ... porque dan espacio al fracaso, a la crítica, buscan el equilibrio entre la competencia y la colaboración interna
- ... porque el mérito no es cuestión de uno, y sabe valorar el trabajo, tanto dentro como fuera de la organización
- ... y porque por muy jefe, muy listo y mucho poder que tenga, sabe que “influir en las acciones de los demás es imposible a menos que logre traducir su brillantez en medidas que los seres humanos puedan comprender y aplicar”.
Me pregunto: ¿Tan difícil será encontrar algo como esto en una empresa?
Me respondo: No, pero se tiene que querer.
Me sorprendo: Lo que me admira es que no se quiera, ya que a la larga (y si me fuerzas a lo corto), las malas actitudes directivas, se traducen en una repercusión económica (negativa) para el empresario.
Me admiro: ¡¡¡No lo entiendo!!!
Me contesto: Yo tampoco
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