Infanzón con niños
Hoy ha sido un día en el que hemos logrado un encuentro gastronómico-festivo en compañía de algunos de nuestros amigos y la población infantil, que dentro del grupo va siendo cada vez mayor.
El lugar elegido fue la Quinta del Infanzón, un sitio guapo en el que pudimos disfrutar del sol y el calorín que nos acompañó durante todo el día. La verdad es que el restaurante es un poco más elegante de lo habitual y en consecuencia, también el precio, pero lo compensamos con una buena tertulia con cafetín, que hablando de pesetas y otros menesteres, se alargó hasta cerca de las siete de la tarde.
Pero sin duda, los que gozaron sin reservas fueron los más pequeños, que entre comer helados, atacar al asalto a algún padre desprevenido y jugar a aventuras imaginadas en "árboles-cueva" quemaron buenas parte de las energías de la comida.
Pero sin duda, los que gozaron sin reservas fueron los más pequeños, que entre comer helados, atacar al asalto a algún padre desprevenido y jugar a aventuras imaginadas en "árboles-cueva" quemaron buenas parte de las energías de la comida.
Luego decidimos ir a rematar la faena a un merendero por la zona de Deva (Casa Yoli). Allí algún que otro futbolín y le dimos a las patatinas, los cacahuetes y les aceitunines.
Cuando la cosa se puso fea, previsores, optamos por embarcar en los coches y volver cada uno a su casita. Por ganas hubiésemos seguido de fiesta, pero los pitufos, sobre todo Clara (que no había dormido su siesta) no aguantaba mucho más y nos tocó un trayecto de vuelta de llantos y una repunancia generalizada por todo lo que se le cruzaba por delante. Ahora tras la reconfortante ducha y cena, duerme como un tronco, recordando seguramente sus hazañas de hoy junto a sus amigos "Palo y Zopia".
Una xuntanza prestosa con Pepe, Lucía, Alfon y Sonia que esperemos se pueda repetir más veces durante este verano. De momento, ya hemos quedado el próximo jueves para ir a Babia a hacer una excursión por las montañas de Torre. Espero que Pepe no nos de mucha caña, porque al día siguiente tendré que trabajar.
¡¡Ya os contaremos!!
Cuando la cosa se puso fea, previsores, optamos por embarcar en los coches y volver cada uno a su casita. Por ganas hubiésemos seguido de fiesta, pero los pitufos, sobre todo Clara (que no había dormido su siesta) no aguantaba mucho más y nos tocó un trayecto de vuelta de llantos y una repunancia generalizada por todo lo que se le cruzaba por delante. Ahora tras la reconfortante ducha y cena, duerme como un tronco, recordando seguramente sus hazañas de hoy junto a sus amigos "Palo y Zopia".
Una xuntanza prestosa con Pepe, Lucía, Alfon y Sonia que esperemos se pueda repetir más veces durante este verano. De momento, ya hemos quedado el próximo jueves para ir a Babia a hacer una excursión por las montañas de Torre. Espero que Pepe no nos de mucha caña, porque al día siguiente tendré que trabajar.
¡¡Ya os contaremos!!
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